Una mujer en busca de agua en Wajir (Kenia), una de las regiones del mundo más afectadas por el cambio climático. Foto: Khadija Farah / Oxfam
Los países ricos (los principales contaminadores) llevan tres años sin cumplir su compromiso de movilizar 100.000 millones de dólares anuales en concepto de financiación climática destinada a países de renta media y baja, según denuncia Oxfam Intermón con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra este lunes.
La ONG señala que el apoyo que realmente ofrecen estos países es mucho menor que el que indican las cifras declaradas, además de concederse principalmente en forma de préstamos que deben reembolsarse. Todo ello en un contexto marcado por el constante aumento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, y donde los devastadores efectos del cambio climático afectan más a las zonas y personas que menos han contribuido a ello.
El Informe paralelo de 2023 sobre financiación climática que Oxfam Intermón publica hoy revela que, si bien los donantes afirman haber movilizado 83.300 millones de dólares en 2020, el valor real de este gasto es, como máximo, de 24.500 millones de dólares. La cifra de 83.300 millones de dólares es una sobreestimación, ya que incluye proyectos en los que se ha exagerado el objetivo climático o los préstamos se han contabilizado según su valor nominal.
Al conceder préstamos en lugar de subvenciones, este tipo de fondos podrían perjudicar incluso a las comunidades locales en lugar de ayudarlas, ya que agravan aún más la deuda en países que ya están fuertemente endeudados, especialmente teniendo en cuenta el aumento de los tipos de interés.
Los países donantes están reasignando a la financiación climática hasta un tercio de su contribución a la ayuda oficial al desarrollo en lugar de aportar financiación nueva y adicional, mientras que más de la mitad del total de financiación climática que se destina a los países más pobres se concede en forma de préstamos.
Entre los países que aportan financiación climática bilateral, Francia es quien concede una mayor parte de la financiación pública en forma de préstamos, con un preocupante porcentaje del 92%. Otros países que llevan a cabo esta cuestionable práctica son Austria (71%) o Japón (90%).
España está entre los países con mayor proporción de préstamos, particularmente de préstamos no concesionales, con un total del 85,2%. Solo el 12,4% de la financiación pública bilateral para el clima se otorga en forma de subvenciones.
Según Oxfam Intermón, España debe revertir la tendencia y asegurar que al menos el 80% de la financiación climática sea en forma de subvenciones, mientras que los préstamos aportados deben ser únicamente concesionales. Esta ONG pide, además, transparencia sobre la financiación climática de forma que quede claro cuánto se ha desembolsado en forma de préstamos y los intereses asociados a dicha financiación.
Además, entre 2019 y 2020, el 90% del total de financiación climática aportada por bancos multilaterales de desarrollo, como el Banco Mundial, se concedió en forma de préstamos.
“Es muy injusto. Los países ricos están despreciando a los países más pobres, y esta es una actitud que socava profundamente la confianza en las negociaciones sobre el clima. Están jugando a un juego muy peligroso del que todos saldremos perdiendo”, afirma Nafkote Dabi, responsable de políticas sobre cambio climático de Oxfam Internacional.
Con motivo de la Cumbre sobre el Clima que se celebra del 5 al 15 de junio en Bonn, Oxfam Intermón aprovecha también para revelar que la financiación climática para el desarrollo carece ampliamente de perspectiva de género. Solo el 2,9% del total de la financiación identifica como prioridad la igualdad de género. Solo un tercio de los proyectos de financiación climática entre 2019 y 2020 transversalizaban la perspectiva de género, es decir, que tenían en cuenta las necesidades específicas, experiencias y preocupaciones tanto de mujeres como de hombres.
Oxfam Intermón estima que el valor real de los fondos asignados por los países ricos en 2020 a la financiación de medidas de respuesta al cambio climático en países de renta media y baja se encontraba entre los 21.000 y los 24.500 millones de dólares, de los cuales solo entre 9.500 y 11.500 millones se destinaron específicamente a adaptación climática; fondos que resultan vitales para implementar proyectos y procesos enfocados a ayudar a los países más vulnerables a abordar los efectos cada vez más graves del cambio climático.
“No nos engañemos pensando que los países de renta media y baja tienen suficiente con 11.500 millones de dólares para ayudar a su población a hacer frente a inundaciones cada vez más frecuentes e intensas, así como huracanes, tormentas, sequías y otros terribles efectos del cambio climático”, añade Dabi.
A Oxfam Intermón le preocupa la escasa atención que recibe la financiación para la adaptación, especialmente cuando en los últimos tres años se han registrado olas de calor sin precedentes en India, Pakistán y América Central y del Sur (en el caso de Pakistán, seguida por graves inundaciones que afectaron a más de 33 millones de personas); al mismo tiempo, África Oriental se enfrenta a la sequía más grave de los últimos 40 años, lo que ha contribuido a la actual crisis alimentaria.
“A pesar de la extrema vulnerabilidad que presentan frente a estos impactos, los países más pobres del mundo, sobre todo aquellos menos avanzados y los pequeños estados insulares en desarrollo, sencillamente no reciben suficiente apoyo. Al contrario, la población soporta una deuda que no deja de aumentar”, concluye Dabi.
La expectativa de que los países de renta media y baja sean capaces de movilizar inversores privados para que contribuyan significativamente a la financiación climática no se ha materializado, y estos países solo reciben así 14.000 millones de dólares anuales, que se destinan principalmente a medidas de mitigación. Oxfam Intermón afirma que es complicado conocer con precisión la manera en que se utiliza o quién se beneficia de esta financiación. Según un informe reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la financiación privada movilizada para fines de adaptación aumentó significativamente de 1.900 millones de dólares en 2018 a 4.400 millones en 2020. Este aumento se debe principalmente a la financiación de un gran proyecto energético de gas natural licuado en Mozambique, que en realidad no implica ninguna actividad de adaptación.
Oxfam Intermón ha mostrado su preocupación por el hecho de que la financiación aportada para hacer frente a pérdidas y daños (es decir, los impactos climáticos a los que no podemos o no hemos sido capaces de adaptarnos o mitigar), continúe sin formar parte oficialmente de la arquitectura internacional de financiación climática. Existe una necesidad urgente de movilizar financiación para afrontar pérdidas y daños, ya que, según se estima, los países de renta media y baja podrían enfrentarse a costes de hasta 580.000 millones de dólares anuales de cara a 2030.
Las conversaciones iniciadas con motivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) sobre el nuevo objetivo de financiación para el periodo posterior a 2025 representan, según Oxfam Intermón, una oportunidad para restablecer la confianza entre los países ricos y los países de renta media y baja. No obstante, según la ONG, si se repiten los mismos errores del pasado en lugar de solucionarlos, esta iniciativa habrá fracasado antes de empezar.
Oxfam Intermón pide a los países y entidades a cargo de la financiación climática que aumenten la inversión y declaren de manera detallada, sobre la base de cada proyecto, los porcentajes que se destinan a medidas de mitigación y adaptación. Del mismo modo, asegura la ONG, es necesario destinar urgentemente una mayor financiación a las medidas de respuesta al cambio climático mediante subvenciones, además de frenar la tendencia de los proveedores a conceder en forma de préstamos las sumas que se han comprometido a aportar.
Notas para la edición
Aquí podéis descargar el informe de Oxfam Intermón Climate Finance Shadow Report 2023 y el resumen.
Solo en África Oriental, la sequía y los conflictos han sumido a 36 millones de personas en una situación de hambre extrema: una cifra sin precedentes que equivale a la población de Canadá.
Actualmente, las Naciones Unidas califican como “países menos adelantados” a 46 Estados.
Según la OCDE, la financiación privada movilizada para medidas de adaptación aumentó significativamente de 1.900 millones de dólares en 2018 a 4.400 millones en 2020. Este aumento se debe principalmente a la financiación de un gran proyecto energético de gas natural licuado en Mozambique, que no revela ninguna actividad de adaptación.
Según Anil Markandya y Mikel González-Eguino (2018), el coste de las pérdidas y daños en países de renta media y baja podría alcanzar entre los 290.000 y los 580.000 millones de dólares anuales de cara a 2030.
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Periodista - Departamento de Comunicación
Oxfam Intermón es miembro de la confederación internacional Oxfam.